EL SENTIDO DEL MARXISMO
Por qué apoyamos el matrimonio gay

Por el colectivo editorial | 19 de marzo de 2004 | página 3

LA DECISIÓN del ayuntamiento de San Francisco de otorgar certificados de matrimonio a las parejas del mismo sexo, después del dictamen de un tribunal de Massachusetts que permite el casamiento entre gays, ha plantado el asunto del matrimonio gay en el centro de la política en EE.UU.

Por un lado, ha estimulado un movimiento de desobediencia civil en San Francisco y otras ciudades que evoca el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos en los años sesenta. Por el otro, los fanáticos homofóbicos, encabezados por el Presidente Bush, han declarado su apoyo a una enmienda constitucional que prohibiría el matrimonio entre gays o lesbianas.

En esta atmósfera de profunda polarización política, ¿cuál es la posición de los socialistas? Primero que nada, nos plantamos decididamente en el bando de los gays y lesbianas que exigen tener el mismo derecho a casarse con sus seres queridos como lo tienen los heterosexuales.

No creemos que la institución del matrimonio sea una cosa maravillosa. A través de la historia, el matrimonio ha sido un contrato legal en el que se unen las personas en una relación propietaria. Nosotros los socialistas luchamos por una sociedad futura en que todas las personas puedan vivir en cualquier tipo de relación que deseen, sin restricciones materiales, ni interferencia del estado.

Pero creemos que este es un caso similar a la histórica lucha de los afroamericanos por el derecho a votar--aún cuando no haya políticos que merezcan sus votos--en que la demanda de los gays por el derecho a casarse es una lucha por la igualdad, la democracia y la dignidad humana básica. Y en esas luchas, los socialistas siempre están con el lado de los que luchan por la igualdad y contra la discriminación.

La discriminación contra los gays y las lesbianas abarca toda la sociedad estadounidense y, como todas las formas de discriminación, debilita la capacidad de los trabajadores para unirse en la lucha. Una clase dividida no está preparada para ganar sus batallas. Con el derecho al matrimonio, los gays y lesbianas podrían participar más completamente en--y por eso fortalecer--las batallas de toda la clase trabajadora por reformas como las licencias para cuidar de familiares enfermos, las pensiones y los beneficios médicos.

No podemos ser indiferentes a los beneficios materiales reales que proporciona el matrimonio a los gays y lesbianas de clase trabajadora. Sólo una minoría muy pequeña de las compañías ofrece beneficios, incluso los de asistencia médica, a las parejas gay (o a las heterosexuales no casadas) hoy en día. Pero si los matrimonios gays son legalizados, todas las compañías grandes y pequeñas tendrán que dar los beneficios a las familias de sus empleados gays.

Además, el matrimonio otorga otros beneficios palpables como derechos de herencia y de visitar a un ser querido enfermo en el hospital. Aunque el matrimonio gay acepta ciertas normas de la sociedad burguesa, también revela la hipocresía de la retórica sobre los "valores de la familia" y abre la puerta a ideas en cuanto a nuevas formas de organización social y familiar.

Eso es lo que asusta a los fanáticos anti-gay. Los socialistas argumentamos que el camino hacia la transformación revolucionaria de la sociedad está repleto de batallas por reformas inmediatas. La lucha por el matrimonio gay es tal reforma, y una que defendemos incondicionalmente.

También es exactamente el tipo de demanda que le da más confianza a nuestro bando porque es una reforma que podemos ganar en el presente. Y el envolvimiento de números crecientes de parejas gay en desafiar los límites de la ley--mientras que los políticos Demócratas se preocupan de que el asunto les costaría votos--muestra que las reformas se ganan en la lucha, y no en las urnas. Vivimos en una época de creciente polarización política respecto a un montón de asuntos: desde la guerra y ocupación de Irak, hasta las leyes represivas, y hasta la pérdida de millones de empleos.

El respaldo de Bush a una enmienda constitucional que prohibiría el matrimonio entre los homosexuales le ha causado un profundo malestar a millones de personas. El potencial para movilizar a las muchas personas agraviadas por los fanfarrones derechistas de este gobierno está latente en la lucha por el derecho al matrimonio de los gays y lesbianas.

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