Pinochet sometido a juicio
Dictador y carnicero apoyado por EE.UU.

28 de enero de 2005 | página 3

SI EL ex-dictador de Chile, Augusto Pinochet, es finalmente sometido a juicio por sus crímenes, su protector, Henry Kissinger, antiguo Secretario de Estado de EE.UU., debiera comparecer junto a él.

En diciembre se le expidieron acusaciones a Pinochet, quien dirigió el golpe militar que derrocó el gobierno democráticamente electo del Presidente chileno Salvador Allende en 1973, por lo que podría comparecer a juicio por parte de los aproximadamente 45,000 asesinatos políticos cometidos bajo su gobierno.

Kissinger, según muestran documentos desclasificados por el gobierno de EE.UU., orquestó los esfuerzos para desestabilizar el gobierno de Allende, que estaba compuesto de una coalición de partidos de socialistas. “No veo porque tenemos que cruzarnos de brazos y permitir que un país se convierta en comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo”, dijo él después de que Allende fue electo.

Los activistas en solidaridad con Latinoamérica y también autores, Roger Burbach y Paul Cantor, describieron el impacto del golpe apoyado por EE.UU.: “La junta militar dirigida por Pinochet disolvió el Congreso, proscribió los partidos políticos y el sindicato más grande del país, censuró la prensa, prohibió la película El Violinista en el Tejado como propaganda marxista, quemó libros públicamente...expulsó a estudiantes y profesores de las universidades, instaló a oficiales militares como rectores universitarios, y detuvo, torturó y mató a miles de opositores del régimen”.

Pinochet fue también responsable de la Operación Cóndor--una ola de asesinatos de opositores de izquierda a través de Sudamérica aprobada por la CIA. Según informó el New York Times el mes pasado, la respuesta de Washington fue el darle a Pinochet “un pago de $3 millones debido a deberes oficiales que implican a los Estados Unidos”.

Pinochet se jubiló en 1990. La primera tentativa de procesarlo en 1998 se esfumó cuando el viejo carnicero fingió estar muy enfermo como para enfrentar un juicio. Sin embargo, en meses recientes, Pinochet ha defendido públicamente su brutalidad--y la presión popular forzó a los procuradores a procesarlo una vez más.

Si Pinochet se sentía lo suficiente seguro como para jactarse, es porque se sintió mas confiado debido a la política cada vez más agresiva de Washington en Latinoamérica--que incluye la militarización de la región de los Andes con el Plan Colombia, así como el apoyo de EE.UU. al golpe fallido contra el presidente venezolano Hugo Chávez.

Washington está decidido a trazar una línea contra los movimientos sociales y las rebeliones populares que han expulsado los gobiernos de varios países latinoamericanos. Así en noviembre, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld utilizó una reunión de ministros de defensa del Hemisferio Occidental para hacer un llamado para la coordinación multinacional de fuerzas armadas en las Américas para luchar contra el “terrorismo”--lo que significa el resurgimiento de las estructuras militares conjuntas utilizadas en la era de Pinochet, en sus “guerras sucias” contra la izquierda.

Si Pinochet es sometido a juicio, debemos utilizar esta oportunidad no sólo para exponer los crímenes pasados patrocinados por EE.UU., pero también para organizarnos contra atrocidades presentes y futuras.

Traducción de Héctor Reyes

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