La rebelión del hambre en Haití

junio-julio de 2008

NICOLE COLSON informa acerca de las devastadoras consecuencias del alza en el precio de los alimentos en uno de los países más pobres del mundo.

PLACIDE SIMONE hacía una horrorosa súplica al reportero del New York Times que visitaba su casa en la barriada Cuidad del Sol en Haití.

"Escoge uno" dijo la madre de 29 años de edad desesperada mientras cargaba a uno y señalaba a cuatro niños desnutridos quienes habían pasado sin comer ese día. "Escoja a uno y solamente déle de comer."

Simone es una más del creciente número de los pobres de Haití que han sido llevados más allá de su capacidad de resistir con la reciente alza en los precios de los alimentos básicos.

La crisis no se limita a sólo Haití, se deja sentir alrededor del mundo. De acuerdo con las Naciones Unidas, desde el 2002 el precio de los alimentos a nivel global ha aumentado un 65 por ciento, el precio de los granos ha aumentando un 42 por ciento y la leche y sus derivados un 80 por ciento sólo en el 2007. El precio del trigo ha aumentado 130 por ciento con respecto al año pasado y el arroz, el alimento básico de los pobres del mundo, ha aumentando un 140% desde enero--saltando un 30 por ciento en sólo un día a finales de marzo.

Para Haití, que importa la mayoría de sus alimentos, inclusive más del 80 por ciento del arroz que consume, el aumento de precios es particularmente desastroso. Más del 75 por ciento de los 9 millones de sus habitantes vive con menos de $2 al día, y más de la mitad de la población gana menos de $1 al día.

Según la Organización Mundial de la Salud, ya desde antes de esta última crisis, 2.4 millones de haitianos no tenían la capacidad de comprar los alimentos suficientes para llenar los mínimos requisitos de consumo de calorías recomendados. Solamente en Cité Soleil, uno de cada cinco niños padece crónica desnutrición, una cifra que probablemente aumentará en la medida en que el precio de los alimentos básicos quede fuera del alcance de la mayoría de los haitianos.

Los efectos han sido inmediatos y obvios. Los reportes dan a entender que una cantidad de cada vez mayor de hambrientos recurre a comer galletas hechas de arcilla. Por otro lado, un ensayo fotográfico del New York Times muestra como los haitianos buscan alimentos o cualquier objeto de valor entre los desperdicios de los basureros.

Diadonna Pierre, que cuida a 18 niños en un cuarto en Cité Soleil dijo al New York Times que no ha tenido nada con que alimentar a los niños últimamente. "A veces, alguien trae dos latas de arroz porque no estoy trabajando. Los niños comieron dos cucharadas de arroz cada uno y al día siguiente no comieron nada."

El esposo de Diadonna, Saint Louis Meriska, dijo: "Los niños me miran y me dicen, 'Papa, tengo hambre,' y yo tengo que mirar hacia otro lado. Es humillante, y me da cólera."

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ESA FURIA se hizo sentir recientemente en abril sobre las calles de Haití en la forma de luchas callejeras con la autoridad por la falta de alimentos.

Los disturbios empezaron el 3 de abril en Les Cayes, la tercera ciudad más grande y conocida tradicionalmente como centro de confrontaciones políticas. Luego, las protestas se propagaron a otras ciudades: Aquin, Cavaillon, Petit-Goave, Gonaives, y finalmente, a la ciudad capital Puerto Príncipe el 7 de abril.

Durante cuatro días, los residentes furiosos se tomaron las calles de Puerto Príncipe atacando bancos, negocios y distribuyendo alimentos de donde quiera que los encontraban.

"Las Tropas de Pacificadoras" de las Naciones Unidas -que han ocupado Haití desde que el gobierno de EEUU diseñó la salida del Presidente Jean-Bertrand Aristide en 2004- usaron balas de plástico y gases lacrimógenos para atacar la multitud que trataba de derribar los portones del Parlamento Haitiano y el Palacio Nacional, con el Presidente René Préval, el blanco de la furia, todavía adentro. Cinco manifestantes y un soldado de las Naciones Unidas murieron.

El Proyecto de Información Haitiano hace una describe así lo que ocurrió el 6 de Abril: "más de 5,000 manifestantes levantaron barricadas de fuego por toda el área del centro de la ciudad de Les Cayes y paralizaron el tráfico por varias horas, según los testigos. Los manifestantes detuvieron dos camiones cargados de arroz y después de que los conductores se fugaron de la escena, empezaron a distribuir arroz a la multitud. Ellos también atacaron el cuartel de las Naciones Unidas del área."

Préval se vio forzado a hacer declaraciones acerca de la crisis, pero sus comentarios iniciales parecían más bien una bofetada a la cara de los pobres haitianos--sugiriendo que si los haitianos pueden comprar teléfonos celulares, también pueden alimentar sus familias. Préval también reprendió a los manifestantes por opacar la imagen de Haití frente la comunidad internacional de negocios.

En pocos días, Préval se vio obligado a señalar a otro culpable declarando en una entrevista, "Ahora nosotros estamos pagando el precio por las políticas aplicadas en los últimos 20 años" -- refiriéndose aparentemente a las políticas neoliberales que han forzado la privatización y soluciones de "mercado libre" para Haití.

Préval, quien ha apoyado esas políticas, anunció un flujo de ayuda monetaria internacional, la reducción de precios de parte de los importadores de azúcar y la reducción del salario para funcionarios del gobierno de alto rango. El congreso sancionó la renuncia del Primer Ministro Jacques Edouard Alexis, culpándolo de no haber hecho lo suficiente para promover la producción de alimentos en el país.

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ALGUNAS CAUSAS naturales jugaron un papel en la crisis de alimentos en Haití -una sequía de seis años ha barrido con el 98% de la cosecha de arroz de Australia; la reserva de cereal a nivel mundial ha bajado a tan sólo lo suficiente para ocho o doce semanas; y los abastecedores de granos tienen las reservas más bajas desde la década de los 80- pero la crisis misma nada tiene de "natural".

La reciente alza de precios en el arroz, trigo y otros granos básicos tiene causas humanas --por ejemplo, el alza en los precios a los consumidores aumentan mientras los inversionistas de deshacen de los dólares por su bajo valor.

Aún más importante es el alza en el precio del petróleo causado por la guerra de EEUU en Iraq. El alza récord del petróleo ha afectado al alza el precio de casi cada producto que se usa en la agricultura, como fertilizantes y transporte.

Luego está el desmesurado aumento en la producción de etanol hecho de maíz, desviando la producción de granos a la producción de energía, y provocando asó un alza en el precio del maíz, alzando con ello los precios de alimento para ganado, la carne, los huevos y los productos lácteos.

Las políticas neoliberales empujadas por el gobierno de EEUU por medio de las instituciones internacionales que domina, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial también juegan un gran papel en los desastres que ahora sacuden a países como Haití. Antes este país era capaz de autosatisfacer su demanda de comida, pero gracias a estas políticas Haití es hoy un importador de alimentos.

En un reciente discurso, el presidente del Banco Mundial Robert Zoellick, ex-funcionario de la administración Bush, advirtió que 33 países corren el riesgo de choques sociales debido al alza en los precios de la comida. En países donde comprar comida requiere la mitad o tres cuarto del salario de una persona, dijo Zoellick "no hay margen de supervivencia."

Pero como comentó Raj Patel, escritor y activista que estudia el sistema global de alimentos, al periódico británico Guardian, "para cualquiera que conoce la presente crisis de alimentos, es duro escuchar al presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, sin querer vomitar...Los precios han variado anteriormente. La razón que ahora vemos semejante miseria como resultado del alza tiene que ver con Zoellick y sus amigos.

"Antes de que él reemplazara a Paul Wolfowitz en el Banco Mundial, Zoellick era el representante comercial de EEUU, su vocero en la Organización Mundial del Comercio...su misión era acelerar dos décadas la liberalización del mercado de productos básicos estratégicos para EEUU, entre ellos la agricultura."

"Prácticamente, esto significaba acabar con la capacidad de los países en desarrollo de poder almacenar granos, de poder imponer gravámenes y de poder ayudar a sus agricultores. Zoellic hizo esto muy constante y entusiásticamente."

"Sin los mecanismos de subsidio a la agricultura no existe un parachoque entre los precios y el hambre de los más pobres del mundo. Sin opción para apoyar y sostener la pequeña agricultura porque han sido eliminados por las importaciones más baratas. Sin opción para usar las reservas de granos porque se han vendido para pagar la deuda externa. Sin opción para mejorar los salaries de lo más pobres porque los programas sociales han sido devastados."

"La razón por la que el alza de hoy lastima tanto al pobre es porque todas las medidas de protección han sido destruidas por organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial."

Hoy Haití debe más de $48 millones al FMI y otros. Por el miedo de una rebelión, el Congreso decidió en abril agregar a Haití a la lista de países más pobres elegibles para alivio de su deuda, permitiéndole así asignar más recursos a salud y programas de educación en vez de pagar la deuda.

Pero este tipo de alivio es tan sólo un grano de arena en la playa. El Wall Street Journal reportó, "La situación en Haití subraya algunos de los problemas que afligen a los países más pobres. Haití tiene suficientes alimentos en el mercado para abastecer su población, pero el alza está más allá de la habilidad de los pobres para pagar."

El funcionario de las Naciones Unidas Jean Ziegler, fue más duro en describir la crisis de alimentos a nivel global. Ziegler le dijo recientemente al periódico austríaco Kurier am Sonntag que el alza es una forma de "asesinato masivo en silencio," y que el mercado de los productos básicos ha traído "horror" al mundo.

La creencia típica de que el hambre es solamente una cosa del destino es completamente una "locura" dijo Ziegler. "El hambre no ha sido una cosa del destino desde hace mucho tiempo. Hay más bien un asesinato detrás de cada víctima. Esto es una masacre en silencio."

De acuerdo a Ziegler, las políticas neoliberales de globalización son responsables por "monopolizar la riqueza de la Tierra"--y las multinacionales son las culpables de un tipo de "violencia sistémica".

"Tenemos una horda de especuladores y ladrones financieros que se ha vuelto salvaje y ha construido un mundo de inequidad y horror," dijo, agregando que él cree que los hambrientos se levantarán contra sus perseguidores.

"Esto es tan posible como la Revolución Francesa lo fue," dijo Ziegler.

Traducido por Abe Gutiérrez

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