Obama y la reforma migratoria
De la palabra al hecho

Por Ty Coronado y Norma Villegas | junio-julio de 2009 | página 1

EL AÑO pasado, intentando ganar el voto latino durante su campaña presidencial, Barack Obama declaró al Consejo Nacional de La Raza (CNLR), que: "el sistema simplemente no funciona...Cuando las comunidades son aterrorizadas por las redadas de ICE, cuando las madres son arrancadas de sus hijos lactantes, cuando los niños vuelven de la escuela a casa para encontrar a sus padres desaparecidos, cuando las personas son detenidas sin acceso a un abogado, cuando todo esto está sucediendo, el sistema simplemente no funciona, y tenemos que cambiarlo".

A treinta y seis días en la presidencia de Obama, el 24 de febrero, ICE se llevó a cabo una redada en Yamato Engine Specialists en Bellingham, Washington. Según la CNN, "la redada de Bellingham fue la primera de su tipo que tuvo lugar durante la administración Obama".

Él había sido entrevistado telefónicamente El Pistolero, un radio locutor altamente reconocido en radio hispana de Chicago, el 12 de febrero, no mucho antes de la redada en Bellingham. En esa entrevista, "Obama...eludió condenar los ataques de ICE. Cuando se le preguntó si una moratoria de las redadas es posible, él esquivó la pregunta", de acuerdo al activista por los derechos de los inmigrantes Justin Akers Chacón.

La respuesta de Obama a El Pistolero fue: "Vamos a evaluar la las leyes que trabajan, [y] las leyes que no están trabajando". ¿No dijo Obama al CNLR que la aplicación de la ley en forma de redadas no trabajaba? Este giro demuestra que la retórica acerca la separación de familias y el terror fue exactamente eso: retórica --utilizada para obtener votos durante el ciclo electoral, no el concreto plan de acción que muchos inmigrantes latinos estaban, y siguen, esperando.

Mayo 1° de 2009, marcó el día 101° de Obama en el cargo. Desde F.D. Roosevelt, las administraciones han sido juzgados por sus acciones en sus primeros 100 días en el cargo. Si los grupos pro inmigrantes fueran a juzgar la administración Obama en sus primeros 100 días, lo harían no por sus acciones, sino por su inacción.

A lo más, el enfoque de Obama al asunto de inmigración ha sido tibio e indeciso. Es evidente por la falta de acción concreta que Obama no molestar a ningún grupo, conservador o liberal. Obama sabe que no puede apartarse demasiado de las promesas que hizo a su base latina en el CNLR --él ganó las dos terceras partes del voto latino en noviembre-- pero al mismo tiempo, no ha tomado ningún paso decisivo hacia una reforma migratoria.

En cambio, la administración Obama se ha centrado en la corrección de algunos defectos menores en el terreno de la inmigración.

Por ejemplo, detectando el enojo durante la redada en Bellingham, Janet Napolitano, la recientemente nombrada Jefa de Seguridad de la Patria, decidió liberar a los trabajadores detenidos. Como informara CNN, los trabajadores detenidos durante la redada fueron posteriormente liberados y algunos recibieron permisos de trabajo temporales.

En una movida similar, Napolitano dijo que planeaba reenfocar la aplicación de la ley de los trabajadores a los empleadores. Además, el Departamento de Justicia inició una investigación a las barbáricas y vergonzosas tácticas anti-inmigrantes del Sheriff Joe Arpaio, de Maricopa, Ariz., quien tenía estrechos lazos con Janet Napolitano.

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EN SU conjunto, estas acciones hacen poco para contrarrestar la violencia de los últimos años. De hecho, la falta de una moratoria formal a las redadas mantiene el fantasma vivo y fuerte del terror en muchas comunidades de todo el país. No hay ninguna indicación clara de una moratoria a las redadas. Como lo notó la CNN, "Amy Kudwa, un portavoz del Departamento de Seguridad Patria, aseguró que no ha habido ningún hay cambio de política y que otras redadas en lugares de trabajo han tenido lugar desde la redada en Bellingham".

Las comunidades de inmigrantes en todo el país siguen siendo aterrorizadas por el fantasma de las redadas y deportaciones de los últimos dos años.

En un comunicado de prensa del 24 de febrero, ICE informó de 5,173 arrestos administrativos de inmigración para el año fiscal de 2008. Según Akers Chacón, "las detenciones en redadas en lugares de trabajo llegaron a récor de 6.287". Una pequeña cifra en comparación a las "349.000 personas [que] fueron deportadas a través de diversos modos por el DHS [Departamento de Seguridad Patria] sólo en 2008".

Y no debemos pasar por alto el hecho de que estas redadas y deportaciones se produjeron con un Congreso controlado por los Demócratas. La falta de legislación que garantice una protección contra las redadas y deportaciones es simplemente inaceptable.

Aparte de las redadas, miles de trabajadores indocumentados viven en hacinados en miserables e inhumanas condiciones en centros de detención.

Según un informe publicado en febrero por la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), en 2007 hubo "más de 311.000 detenidos [mantenidos] en más de 500 centros de detención." La GAO también informó que " 69 detenidos murieron en custodia del ICE", entre los años 2004-2007. Se informó de más muertes durante el año fiscal 2008, pero los detalles no estaban disponibles en el informe. Esto significa que los detenidos pueden ser sometidos a violencia mientras esperan ser deportados a sus países de origen.

En general, la retórica de la administración Obama ha fallado vivir a las expectativas que creó. La inacción de la administración durante los primeros 100 días refuerza la necesidad de la acción política dentro y fuera de la arena política. Si la historia es cualquier indicación de cambio, hemos aprendido que la movilización sostenida, independiente de los partidos políticos, es una forma más eficaz de obtener y defender nuestros derechos civiles. En los últimos años, el Primero de Mayo se ha convertido en sinónimo de ambos, acción política y derechos civiles.

No podemos permitirnos esperar por Obama y los Demócratas sentarse y "evaluar" la aplicación de leyes que no funcionan, mientras que las familias siguen siendo desgarradas. No podemos permitir que continúen los malos tratos, la humillación y la discriminación racial de los inmigrantes (legales o ilegales).

Demandamos y lucharemos por poner fin a la aplicación de leyes injustas contra los trabajadores migrantes y sus familias, parar las redadas, cerrar de centros de detención, detener las deportaciones, y la reunificación de las familias, hasta que finalmente todos los trabajadores salgan de las sombras para vivir y trabajar con dignidad, a su pleno potencial, libres de opresión y represión.

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