EDITORIAL
Adueñándose de la agenda republicana

agosto-septiembre de 2011 | página 2

RESULTA QUE el presidente que muchos esperaban que reviviera el Nuevo Trato --el que instauró un mínimo estado de bienestar social en Estados Unidos allá en los años treinta, el punto más alto de la lucha obrera en este país-- en realidad lo está enterrando.

Esa es la ineludible conclusión después de ver al presidente Barack Obama ofrecer recortes al Seguro Social y a Medicare, como parte de los $4 billones en recortes proyectados para los próximos 10 años, a cambio de los votos republicanos para elevar el techo de la deuda federal.

Primero se esperaba que los republicanos aceptaran una modesta alza de impuestos que --aunque fastidiara a las corporaciones y a los ideólogos del Partido del Té-- fijaría la tasa de impuestos para los súper-ricos a niveles históricamente bajos. Pero esto fracasó cuando los republicanos en la cámara baja se opusieron a cualquier aumento de impuestos, e incluso cerrar las lagunas fiscales.

Ahora, el líder de la minoría republicana en el senado, Mitch McConnell, ha propuesto un complicado "Plan B", que consiste en acrecentar el límite de la deuda, con una minoría de votos en el Congreso y en tres cuotas por separado, siempre y cuando Obama proponga recortes al gasto público.

McConnell dijo que hizo la propuesta para calmar los mercados financieros, alarmados por la posibilidad de incumplimiento de la deuda del gobierno estadounidense. Pero como los recortes al gasto no son obligatorios bajo el plan McConnell, no está claro si los republicanos en la Casa de Representantes aceptarán la oferta.

La fecha límite es el 2 de agosto, pero dada la fuerte presión de Wall Street y de las grandes corporaciones para evitar un potencialmente catastrófico defecto de la deuda, la propuesta McConnell podría pasar. Esto movería la lucha presupuestaria a una serie de debates sobre leyes de apropiaciones en el Congreso, por el resto del año.

Sin embargo, al ofrecer su "gran oferta" a los republicanos, Obama ya ha hecho un incalculable daño político, legitimando la idea de recortar el Seguro Social y el Medicare. Después de décadas de ser el "tercer carril de la política americana", como dice el cliché, el Seguro Social está listo para pasar por el hacha, gracias a un presidente demócrata liberal.

- - - - - - - - - - - - - - - -

EL TAMAÑO de la oferta de Obama es impresionante. Según Ezra Klein del Washington Post, esta incluyó un aumento de dos años en la edad de elegibilidad para el programa de salud Medicare; un cambio en el cálculo de la inflación que recortaría $200 mil millones en beneficios del Seguro Social; y un régimen fiscal que recaudaría $800 mil millones en ingresos adicionales, a cambio de hacer permanente la rebaja de impuestos que Bush dio a los ricos --conformándose con sólo la mitad de la posible recaudación si ésta simplemente expirara.

Aunque ha enfurecido a muchos liberales con sus retrocesos frente a la derecha, Obama aún tiene muchos defensores. Ellos afirman que la oferta del presidente fue un golpe político maestro que expuso a los republicanos como ideólogos intolerantes al menor aumento de impuestos a los ricos.

Para estar seguros, su rechazo a la oferta de Obama los expone una vez más --si aún fuera necesario-- como patológicamente opuestos no sólo a cualquier aumento de impuestos a los ricos, sino también a cerrar las lagunas fiscales explotadas por las corporaciones. Pero al concentrarse en los republicanos, los liberales deliberadamente ignoran cuánto Obama ha aceptado de la agenda republicana en nombre de la reducción del déficit federal.

Las acciones de Obama no pueden ser explicadas sólo como tácticas malas o incompetentes. Él y su administración esperan ganar el favor de los banqueros, ejecutivos y los intereses monetarios que financian los políticos de ambos partidos --en pocas palabras, mantener el capital feliz.

Los liberales pueden negarlo, pero el columnista conservador del New York Times, Ross Douthat, captó la dinámica en Washington hoy en día: "Barack Obama quiere un acuerdo sobre el déficit con un tinte derechista... El no tan oculto secreto es que la Casa Blanca ha cedido terreno a propósito. Así como los republicanos utilizan el techo de la deuda para que el presidente viva con mayores recortes al gasto de lo que de otra manera apoyaría, el equipo político de Obama quiere utilizar la influencia proporcionada por los locos del Partido del Té para hacer vivir a los demócratas con mayores recortes al gasto de lo que normalmente aceptarían".

Así, a pesar de la angustiosa crisis de desempleo y una economía aún débil --a más de dos años del fin oficial de la Gran Recesión-- la principal prioridad del presidente es reducir el déficit federal, no aumentando los ingresos mediante nuevos impuestos a los ricos, sino que drásticamente reduciendo el gasto.

Después de estar de acuerdo con la extensión de todas las rebajas fiscales de Bush en diciembre pasado, Obama abrazó la posición republicana sobre la deuda y el déficit. En abril, él cumplió acordando $37 mil millones en recortes afectando principalmente a los pobres, en lo que fue la reducción presupuestaria más grande en un solo año en la historia de EE.UU.

Poner el Seguro Social y el Medicare en la guillotina es sólo el próximo paso lógico.

- - - - - - - - - - - - - - - -

¿CÓMO, ENTONCES pudo, un candidato que evocó las luchas obreras de los años 1930 y por los derechos civiles de los años 1960, convertirse en un presidente que ayuda e incita el esfuerzo de la derecha para destripar lo que queda del estado del bienestar social en Estados Unidos?

Recordemos que Obama, mientras decía a los votantes lo que querían escuchar, también fue el candidato de una parte del capital financiero, superando a su rival republicano John McCain en donaciones de Wall Street.

Luego, al comienzo de su mandato, Obama se reunió con los mayores banqueros para decirles: "Mi gobierno es la única cosa entre ustedes y los azadones". Y los protegió bien, continuando el rescate a Wall Street iniciado por la administración Bush, y trabajando con el jefe de la Reserva Federal, Ben Bernanke, para abrir los grifos del banco central para un aun mayor rescate financiero, por la puerta trasera. En total, el gobierno ha prestado, invertido o garantizado unos $13 billones al sector privado --casi el monto total de la producción económica anual del país.

¿Y cómo América Incorporada le pagó a Obama? Financiando al Partido del Té para poner aún más presión sobre la Casa Blanca para llevar a cabo programas de austeridad.

Los medios promocionaron la aparición del Partido del Té como una revuelta popular conservadora contra la reforma de salud de Obama. Pero en realidad, ésta fue hecha a la medida de las necesidades de las corporaciones de seguros, de la salud y farmacéuticas. Como resultado, Obama no pudo energizar la base demócrata que aspiraba a una directa e inmediata extensión de las prestaciones de salud.

Con la derecha envalentonada y los demócratas desmoralizados, los republicanos pudieron ganar 63 escaños en la Casa de Representantes en noviembre pasado. Los medios ignoraron que la razón de la victoria republicana fue una fuerte disminución de los decepcionados votantes demócratas, y declararon que la derecha tenía el mandato para retroceder la agenda de Obama.

Pero la agenda de Obama nunca fue la cruzada liberal que muchos esperaban. El paquete de estímulo económico de $787 mil millones fue demasiado pequeño y demasiado dependiente en la reducción de impuestos como para tener efecto decisivo en el desempleo.

La crisis de desempleo se arrastra sin final a la vista, a más de un año de que el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, escribió un artículo titulado "Bienvenido a la recuperación". Además, el programa de alivio hipotecario, destinado a ayudar a los propietarios en peligro de perder su vivienda es una pesadilla burocrática que ha ayudado a sólo una fracción de los que lo necesitan.

Ahora, con su campaña de reelección puesta en marcha, Obama está dando aún más tumbos a la derecha. Al igual que previos demócratas, él ha llegado a la conclusión de que tiene la base demócrata asegurada, y que por lo tanto necesita flanquear a la derecha como el políticamente responsable y confiable mayordomo del capital.

Pero en la era de la austeridad, esto significa dar luz verde a cortar los programas de bienestar social por los que la derecha ha estado salivando durante años.

"Obviamente, habrá algunos demócratas que creen que no debemos tocar estos beneficios", dijo un funcionario demócrata al Washington Post. "Pero parece haber alguna hambre de hacer algo de cierta importancia. Estos momentos vienen a lo más de una vez cada década. Y sería un verdadero error dejarlo pasar."

Los propuestos recortes son parte de un empuje de la clase capitalista estadounidense para, uno, superar la crisis transfiriendo su costo a los trabajadores, y dos, hacer la economía americana más competitiva mediante la reducción de salarios y del gasto social.

¿Hundirá todo esto la posible reelección de Obama? Tal vez no, dado a que siempre podemos confiar en que los republicanos se vayan aún más a la derecha. La base demócrata que votó por Obama en el 2008, esperanzada, puede ahora sentirse aterrorizada por la alternativa en caso no salir a votar en el 2012.

Pero para un creciente número de gente, esto no basta. Después de todo, el menor de dos males sigue siendo un mal. Ahora que el consenso bipartidista en la política oficial es la austeridad y el sufrimiento para la clase obrera, muchos buscarán alternativas políticas y organizaciones que estén dispuestas a luchar contra todos los recortes --vengan de los republicanos o los demócratas.

Traducido por Orlando Sepúlveda

Página principal | Retornar arriba

 



Lee los números anteriores de Obrero Socialista.


Lee lo más actual sobre Puerto Rico, de la lucha estudiantil a la situación dentro del movimiento obrero. También se puede leer reseñas de obras artísticas y análises marxistas en español.


Protesta la ley SB1070 con este cartel...Ponlo en tu pared o ventana. Haz clic aquí para bajar el cartel en formato PDF.